Tom Kucharz
miembro de Ecologistas en Acción y activista de la campaña “No al TTIP, CETA y TiSA”
Con sus críticas al TTIP, el vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, busca en realidad imponer el controvertido tratado comercial entre la Unión Europea y Canadá (CETA) a pesar de la resistencia dentro de su propio partido y en la población alemana.
El pasado 28 de agosto aparecieron muchas noticias con titulares como “El ministro alemán de Economía da por muerto el TTIP” o “El ministro alemán de Economía da ‘de facto por fracasado’ el TTIP”, recogiendo la opinión del vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, expresada en una entrevista de la cadena pública ZDF relativa a las negociaciones del polémico Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP) que fueran “de facto fallidos”. “Como europeos, no nos podemos subyugar a las demandas de Estados Unidos”, añadió el también presidente del SPD.
No debemos dar ninguna credibilidad a esta noticia porque pretende desmovilizar al movimiento europeo contra TTIP y CETA. Todo indica que se trata de otro anuncio de los que hemos conocido en los últimos tiempos por parte de miembros de gobierno, como el alemán y francés, “críticos” con las negociaciones del TTIP por razones únicamente electoralistas y disuasorias. En 2017 se celebran elecciones en Alemania y Francia y en ambos países existe una oposición cada vez mayor a los tratados comerciales como CETA y TTIP.
El sospechoso anuncio no tiene nada que ver con el TTIP sino busca en realidad hacer publicidad y maquillar el tratado con Canadá ante la creciente oposición social contra CETA y TTIP. En la misma entrevista que iba sobre muchos temas y que era en realidad una especie de duelo con la cancillera Angela Merkel, Gabriel patrocinó el mal llamado “libre comercio” para un país orientado a la exportación como Alemania y defendió el pequeño hermano del TTIP, el igual de peligroso tratado comercial entre la Unión Europea y Canadá (CETA, por sus siglas en inglés) como “acuerdo muy progresivo, bueno e importante”.
Las críticas al TTIP forman parte de una artimaña para conseguir el apoyo político interno en Alemania con el fin de aprobar el CETA. El vicecanciller alemán busca disuadir las críticas entre las filas de su propio partido que celebra un congreso en Wolsburgo el 19 de septiembre donde saldría la postura del SPD sobre el controvertido tratado con Canadá. Una parte significante de su partido (puede ser incluso la mayoría) está en contra de que Alemania firme el CETA, considerado un anteproyecto del TTIP por incluir, entre otros, los tribunales privados de arbitraje con los que multinacionales pueden demandar a Estados por medidas que afecten a sus beneficios económicos. Gabriel lleva meses maniobrando, especialmente durante el verano, defendiendo el CETA e intentando evitar que la corriente crítica del SPD se amotinase. “Seguramente deliberaremos inteligentemente y decidiremos al final” sobre CETA, indicó el vicecanciller en la misma entrevista de la ZDF. “No me puedo imaginar que la Socialdemocracia alemana pare Europa y diga, queremos permanecer con todos los acuerdos malos”, dijo Gabriel.
La dirección de los socialdemócratas alemanes (SPD) trata mediante engañosas entrevistas en medios y conversaciones con los sindicatos romper la oposición interna y evitar una hecatombe en la convención del partido aprobando una resolución amistosa sobre CETA. La necesitan para que ministros, europarlamentarios y diputados del SPD puedan votar a favor del CETA y en contra de lo que quieren las bases del partido, la opinión pública, los sindicatos, etc. El tratado con Canadá cruza muchas ‘líneas rojas’ del SPD. Argumentan que el texto actual puede cambiar todavía (algo muy improbable), por lo que “no hay que preocuparse demasiado”. Opiniones vagas en este sentido han realizado estos días el presidente de la Comisión de Comercio de la Eurocámara, Bernd Lange (SPD) y el vicepresidente del SPD, Thorsten Schäfer-Gümbel ).
Sigmar Gabriel pretende convencer a los miembros dudosos de su partido en la convención del partido en septiembre. Para ello ha invitado a la ministra de comercio canadiense, considerada “liberal-izquierda”. Con un voto positivo de su partido y una resolución favorable del Bundestag (cámara baja), que él mismo ha impulsado y se discutirá en las próximas semanas, Gabriel podría votar a favor del CETA en el Consejo Europeo de octubre sin sufrir, aparentemente, un desgaste político.
El ministro Gabriel piensa en las elecciones alemanas de septiembre de 2017 y su futuro político, tanto como candidato a gobernar el país así como líder del SPD cuyos resultados electorales en las regiones (länder) han sido negativos y los sondeos para 2017 no parecen muy tranquilizadores. Encuestas realizadas en Alemania en primavera de 2016 expresaron que una gran mayoría de los alemanes rechaza el TTIP y que el 70% de los encuestados piensa que el TTIP traerá más desventajas para Alemania. 79% de los encuestados temen que el acuerdo debilite los derechos de los consumidores. 83% cree que es un error que las negociaciones sean secretas.
La campaña alemana contra CETA y TTIP está convocando una gran movilización en siete ciudades para el 17 de septiembre justamente para mandar una señal al SPD para que no permita la ratificación del CETA. Y, pensando ya en las votaciones nacionales, han seleccionado como lugares de manifestación las regiones claves cuyos gobiernos tendrán también la posibilidad de bloquear el CETA en la cámara alta (Bundesrat). El acuerdo sólo se ratifica, si recibe una mayoría en el parlamento alemán (Bundestag) y cámara alta.
Volviendo a las declaraciones de Sigmar Gabriel, recordemos que es la Comisión Europea quien negocia el TTIP en nombre de los 28 Estados miembros de la UE. Los ejecutivos sólo pueden observar o ser consultados. No tiene ninguna validez legal que un ministro de economía diga que las negociaciones parecen fracasadas. Sólo si un país se retira oficialmente de las negociaciones (como ocurrió con el Acuerdo Multilateral de Inversiones en 1998 cuando Francia retira forzada por la movilización social) o el Consejo Europeo, el órgano ejecutivo de los 28 Estados miembros, decida por unanimidad retirar el mandato que dieron en 2013 a la Comisión Europea para negociar el TTIP con Estados Unidos, habría un cambio en el proceso.
En los últimos meses hemos visto aparecer noticias que anunciaron la “muerte” del TTIP. Sin embargo, las negociaciones siguen. No con dificultades y con cada vez mas escollos, pero continúan. Los máximos responsables del TTIP, la Comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, y el representante de comercio de EE.UU., Michael Froman, se comunican quincenalmente y los grupos de negociación han intensificado su trabajo. El Brexit, a cambio, supone muchos más quebraderos de cabeza para el TTIP porque Gran Bretaña representa una cuarta parte de todas las exportaciones de Estados Unidos a la UE —y el doble en áreas como el vino, la contratación pública y servicios financieros— pérdidas que se tendrán en cuenta en las negociaciones.
Sin embargo, estamos en un momento crítico del proceso de toma de decisiones sobre el acuerdo entre la UE y Canadá. La firma del Consejo Europeo está prevista para octubre. La Comisión Europea y el Consejo Europeo buscan aceleradamente crear hechos. Un hito importante será la reunión de ministros de Comercio en Bratislava el 22 y 23 de septiembre. Luego toca al Parlamento Europeo de decidir sobre el CETA.
La Comisión de Comercio (INTA) del Parlamento Europeo debate el acuerdo CETA el miércoles 31 de agosto. Los socialdemócratas y partidos de izquierda (GUE/NGL y VERDES) cuestionarán el CETA por el sistema de solución de controversias inversor-Estado (ISDS) y el ataque a los servicios públicos, entre otros. La atención se centrará en el tono adoptado por los socialdemócratas alemanes, después de las declaraciones sobre el TTIP del jefe del partido. La pregunta inevitable: Si TTIP es “de facto muerto” entonces, ¿cómo va a sobrevivir el CETA, con su propuesta de ISDS más agresivo y menos transparente que en el TTIP?
Si el Europarlamento diese su visto bueno, el CETA se aplicaría provisionalmente en el primer semestre de 2017. La ratificación en los diferentes parlamentos nacionales y regionales en los Estados miembros vendría después y puede durar años. El cálculo del ministro de economía alemán es que estas ratificaciones no comenzaran antes de las elecciones alemanas en otoño de 2017 y espera que hasta entonces el estado de ánimo negativo y las protestas contra CETA y TTIP en su país se habrían cesado.
El movimiento europeo contra CETA/TTIP ha convocado un “otoño de resistencia” con movilizaciones en varios países para impedir la firma del CETA y exigir el fin de las negociaciones del TTIP. En el Estado español la semana de movilizaciones será del 8 al 15 de octubre. En Madrid, entre otras ciudades, se convoca una manifestación junto con la Alianza contra la Pobreza para el día 15 de octubre.
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