Compañeros, amigos, republicanos,
Cantaba nuestro querido compañero y camarada Germán Coppini:
Hoy el cielo se encuentra nublado,/Nos embarga a todos la tristeza,/Los motivos del trueno y el rayo,/Vaticinan seguro tormenta./Y son, son tiempos borrascosos/Que tienen, que traen/Las lágrimas a los ojos
27 de septiembre de 1975. Cinco jóvenes antifascistas –tres miembros del FRAP y del PCE (m-l) y dos militantes de ETA– fueron asesinados tras haber sido detenidos, brutalmente torturados y juzgados en unos consejos de guerra en los que carecieron de cualquier garantía jurídica. Fueron los últimos fusilamientos de un régimen genocida que nació asesinando y murió de la misma manera. Con esos fusilamientos, mediante el terror, la dictadura de Franco pretendía frenar la creciente lucha popular contra el régimen.
Esos crímenes siguen impunes porque tenemos una Ley de Memoria Histórica que no declara ilegales los consejos de guerra del franquismo; porque hay cientos de fosas comunes sin exhumar en las que yacen miles de hombres y mujeres asesinados durante la Guerra Civil en la retaguardia franquista por el mero hecho de defender la legalidad republicana; porque no se ha condenado de forma tajante el régimen franquista; porque hay decenas de calles y plazas que siguen llevando el nombre de militares golpistas y de pistoleros falangistas; porque no se han exigido responsabilidades a los autores del genocidio republicano; porque en los libros de texto que estudian los jóvenes de este país se denomina terroristas a quienes fueron fusilados ese 27 de septiembre. Y, mientras, hace solo una semana, el opusdeísta ministro de Interior, exaltando la exhumación de los restos de los golpistas y asesinos Mola y Sanjurjo, decía que consideraba que “hay algunos que pretenden ganar la Guerra Civil 40 años o no sé cuántos años después de haber terminado en el año 39″ a la par que la nefanda Esperanza Aguirre defendía que el negro personajillo que es Millán Astray debería tener un calle en su honor.
Hoy aquí, con nuestra presencia, estamos denunciando la impunidad del franquismo a la que decimos ¡basta! y reivindicamos la memoria y la lucha de estos héroes y de todos los que sacrificaron su vida luchando contra el fascismo, por la República.
Pero también son víctimas los cientos de muertos y represaliados que defendieron la libertad y la democracia en la perversa transición del 78 que consolidó a la monarquía impuesta por Franco. ¡Que no se nos olviden!. Nuestro objetivo es que la memoria nos sirva para la lucha actual porque, que memoria más pobre y triste sí sólo mira hacia atrás y no hacia el futuro.
En estos momentos, la monarquía se muestra tal cual es contra su propio pueblo: destruye la sanidad y la educación públicas, impone recortes económicos en todos los ámbitos que condenan a los trabajadores a la miseria y la desesperación, a miles de familias a la pobreza mas extrema, a cientos de miles de niños a que solo coman una vez al día. Esa es una política criminal. La monarquía y el gobierno del Partido Popular invocan los intereses de España para justificarse, pero actúan beneficiando los intereses del capital financiero internacional, en particular del Banco Central Europeo y de la banca alemana.
Después de haber suspendido varias visitas oficiales por la crisis política española, el Borbón Felipe VI acudió con su séquito a la reciente Asamblea de la ONU, para intervenir como Jefe de Estado por herencia paterna. Allí tomó la palabra para exigir a los refugiados retenidos a la fuerza por millones, que respeten los valores de los países de acogida, ocultando que las guerras de recolonización de la coalición internacional de la que formamos parte no son contra el terrorismo sino contra los pueblos. Utilizó el foro político más importante del mundo, sobre todo, para tratar de responder en vano a los interrogantes que en la comunidad internacional desata el atasco político español, el de un sistema político quebradoincapaz de elegir su gobierno. La Monarquía ha escogido la tribuna de la ONU para exigir a los partidos españoles, los viejos y los del (re-)cambio “que resuelvan sus diferencias con voluntad de acuerdo”, es decir, que reediten el consenso y la colaboración de clases que permitió la instauración del régimen de su padre a la muerte de Franco, diciendo: “El pueblo español ha demostrado a lo largo de las últimas décadas que ha hecho suyos los valores del diálogo, del compromiso, del sentido del deber y de la solidaridad”. Llamamiento descarado, dirigido a los dirigentes de los partidos, todos los partidos que se prestan a su juego, para que, sea como sea, se restablezca la política de unidad en torno a la Monarquía.
Sin embargo, al monarca y sus políticos cortesanos cuando los ciudadanos protestan o manifiestan pacíficamente, la respuesta es una represión brutal. Estamos viviendo en un estado de excepción constante donde los derechos civiles son violados sistemáticamente. Ni siquiera los aspectos formales de esta supuesta democracia se respetan pero, a la ultraderecha, a los fascistas se les permite que campen a sus anchas en sus fechorías. Frente a esta violencia de las clases dominantes el pueblo tiene derecho y debe defenderse con todos los medios a su alcance.
Los luchadores que hoy recordamos y homenajeamos solo serán auténticamente reconocidos si seguimos la lucha por la República y el derrocamiento de la monarquía y de quienes la sustentan. Ellos nos han enseñado los valores de fraternidad y solidaridad, de compromiso y firmeza, de unidad y organización; justo lo que mas temen los explotadores y opresores del Pueblo porque, uno a uno, todos somos mortales pero juntos somos eternos; uno a uno, todos somos vencidos pero juntos, somos invencibles.
Es necesaria la unidad, es necesario el frente popular para enfrentarnos al bloque en el poder que nos aplasta día a día y que nos impide vivir con dignidad; es necesario romper con el régimen monárquico que es la clave de bóveda en el que se sostiene todo el sistema capitalista en nuestro país; es necesario elevar el nivel de la lucha republicana hasta que culmine en la Tercera República que resuelva los problemas que tenemos la mayoría social. Se trata de sumar fuerzas y en ese proceso son un estorbo todos aquellos que solo tienen afán de protagonismo personal.
Debemos combatir sin descanso contra esta monarquía, cómplice de la represión franquista, que ampara y protege la corrupción, que sofoca las libertades y los derechos civiles. Tenemos el compromiso moral de trabajar y luchar por la República para recuperar la libertad, la dignidad y la soberanía nacional.
Finalizo con la canción de Germán Coppini:
Ahora el cielo ya se ha despejado/ Y se ve relucir una estrella/Y su rojo fulgor es tan grande/Que terminan todas las miserias/Y son, son tiempos de bonanza,/Que tienen, que traen/Estar llenos de esperanza
Seguiremos defendiendo nuestras banderas y los ideales que representan. Jamás nos rendiremos. Porque tenemos razón en la lucha, porque tenemos la razón histórica, porque el futuro es nuestro.
¡¡¡VIVAN LOS HEROES DEL PUEBLO!!!
¡¡¡VIVA LA REPÚBLICA!!!
¿Llegado el caso un pelotón de soldados salvará a la Constitución (y a los españoles)? El Estado Mayor ya ha…