Lo peor que puede hacer una persona que se dedica a informar es sesgar la información o manipularla, como hacen algunos que se esconden bajo la profesión de periodista, cuando en realidad no son más que meros esbirros del gobierno.
Me estoy refiriendo, especialmente, a dos conocidos tertulianos de un afamado programa televisivo en el que se habla de los hechos acaecidos durante la semana en este teatro político que han montado el partido del gobierno en funciones, y su alter ego el Partido Socialista Obrero Español, al que se van uniendo nuevos partidos que se esfuerzan en posicionarse dentro de esa corriente política moderada, conocida con el nombre de socialdemocracia, cuando en realidad no son más que representación de radicalismos, tanto a la izquierda como a la derecha, y no precisamente porque actúen desde la raíz del problema buscando soluciones que complazcan a una sociedad cada día más mermada en su derechos y más tocada en su dignidad, sino porque defienden postulados que socaban los cimientos de una sociedad y en un momento histórico distintos para los que fueron concebidos.
El programa en cuestión es la “sexta noche” y los pseudo-periodistas, como muchos habrán descubierto, no pueden ser otros que Francisco Marhuenda y Eduardo Inda, a los que no es la primera vez que este medio dedica un poco de su espacio y de su tiempo, para desenmascarar sus argumentos falaces en apoyo a un gobierno cuyos movimientos son más propios de la “cosa nostra” que los que se esperan de un partido democrático.
Sin lugar a dudas, estamos en presencia de dos apologistas de profesión que, sin ningún sentido del ridículo defiende lo indefendible, cargados de un aura de sabios infalibles, cuando no son más que unos bufones de corte, o peor aún, unos imbéciles redomados, o lo que es lo mismo, con un coeficiente de inteligencia que por su forma de argumentar la defensa que hacen de los miembros de la familia del PP bajo el padrinazgo de uno de los peores, por no decir el pero presidente del gobierno que ha existido en este país, hace presumir que están muy cerca de ese límite o borderline de la anormalidad o del retraso mental.
Una defensa como las que ellos hacen basada en el ataque al contrincante político de quien tratan de defender o en resaltar sus errores, para de esta formar ensalzar los pequeños aciertos, si es que los hay, de la corte a la que pertenecen, o peor aún, justificar una conducta cuestionada por los propios tribunales de justicia, carece de tal madurez intelectual que, obviamente, quien utiliza esta técnica solamente puede ser tachado de infame, o como se ha indicado antes, propia de una persona cuya cabeza no funciona muy bien; con manifestaciones en el caso de Inda de un inmisericorde energúmeno, y en el de Marhuenda de un esperpéntico y “repelente niño Vicente”, con ensueños de grandeza o delirios de madurez intelectual, lo cual hace que las televisiones que los pagan como “tertulianos de pro”, formen parte del mismo lodazal, buscando no la razón sino el espectáculo del “y tu más” al que todos estamos acostumbrados.
Vaya panorama, la política una mierda y la televisión, y algunos medios informativos, como los que dirigen estos dos ilustres señores de la desfachatez y la desinformación, más de lo mismo.
¿Llegado el caso un pelotón de soldados salvará a la Constitución (y a los españoles)? El Estado Mayor ya ha…