Estamos en tiempo constitucional. En unos días se celebra el día de la Constitución, que ha cumplido 38 años y ya es momento de reformas. Los partidos políticos quieren pero no se atreven; se atreven pero con limitaciones, lo ven oportuno pero en otro momento. Algo así como «Mira, pero no toques. Toca, pero no pruebes. Prueba, pero no saborees» en el Abogado de diablo. La polémica abierta, no es tanto si es necesaria la reforma, sino que Iglesias y Errejón no asistirán al homenaje del Día de la Constitución. Respetar y «Trabajar por la Constitución es hacerlo para ensancharla y actualizarla», justifica Iñigo Errejón. Y el respeto a la Constitución pasa por respetar al pueblo que no se hace.
Alfredo Pérez Rubalcaba, el ex ministro García-Margallo y el padre de la Constitución Miquel Roca, se han mostrado de acuerdo en la necesidad de abordar una reforma de la Constitución. Coincidiendo en que no debe cambiarse para complacer a los secesionistas, pero limaría los problemas. La reforma sería una herramienta esencial para abordar los grandes problemas y miedos que suscita la globalización.
¿Llegado el caso un pelotón de soldados salvará a la Constitución (y a los españoles)? El Estado Mayor ya ha…