Carlos Hernández | eldiario.es
«Las mujeres deberían estar en la cocina, haciendo los deberes de la casa». «España era una, grande y libre pero hoy es la escoria del mundo». «Hitler o Franco, uno de los dos haría falta ahora en España». «Yo no sueño con Franco, yo sueño con niñas de 18 a 20 años… ya sabes el dicho, a gato viejo, rata tierna». Estas son algunas de las perlas que repitió durante toda su vida Juan Navarro Muñoz, famoso por regentar el bar de exaltación franquista Casa Pepe hasta su muerte en 2013.
Este hostelero era conocido por sus exabruptos ultraderechistas, racistas y machistas. Sin embargo, su fama responde al hecho de haber convertido un bar de carretera en Almuradiel (Ciudad Real), de 800 habitantes, en un museo franquista en el que se exalta el fascismo y la dictadura. Hay incontables banderas preconstitucionales y los retratos de Franco y de José Antonio Primo de Rivera pueblan las paredes del local, que vive al margen de la Ley de Memoria Histórica.
Tres años después de la muerte del dueño, el Ayuntamiento de Almuradiel, la localidad en cuyo término municipal se encuentra ubicado el restaurante, determinó que este hombre merecía tener una calle.
La propuesta partió del presidente de una asociación vecinal, fue llevada al pleno municipal en diciembre y aprobada gracias al voto favorable de dos concejales del PP y a la abstención de los dos ediles de Ciudadanos. El PSOE, que gobierna la localidad en coalición con Ciudadanos, votó en contra.
Se da la circunstancia de que la alcaldesa, la socialista María Asunción del Moral, se encontraba de baja en el momento de la votación –con lo que no podía votar– aquejada de una grave enfermedad, así que solo un concejal socialista votó en contra.
Aun así, la primera edil se presentó en el pleno para mostrar un vídeo en el que se escuchaba a Juan Navarro denigrar a las mujeres y exaltar la dictadura franquista. Tras exhibirlo, les dijo a sus compañeros de corporación: «Espero que hagáis una reflexión antes de votar». Su estrategia no surtió efecto alguno.
«Le hemos dado la calle por vecino»
El portavoz municipal del PP, Braulio Egido, ha justificado su voto afirmativo porque «se le ha dado la calle por su condición de vecino, no por nada de Franco, ni nada de eso…». Egido explica a eldiario.es que decidió ignorar el vídeo que puso la alcaldesa, en el que se escuchaba a Juan Navarro alardear de su afición a las jovencitas y defender a Franco y a Hitler, por una razón: «Se veía que Juan estaba bebido cuando decía esas cosas». Por su parte, el portavoz de Ciudadanos y alcalde en funciones, Óscar Baeza, ha afirmado que «no me parece ni bien ni mal la propuesta y por eso nos abstuvimos». Tanto Egido como Baeza han negado compartir la ideología franquista del dueño de Casa Pepe y derivan la responsabilidad intelectual a la asociación vecinal que hizo la propuesta.
La alcaldesa, que se reincorporará en los próximas días a su puesto, espera revertir la decisión: «Tengo que reunirme y ver qué puedo hacer. No me voy a quedar callada ni parada. Me siento mal en todos los aspectos, como mujer y como demócrata. Yo no digo que Juan Navarro fuera buena o mala persona, pero lo que él representa no merece una calle».
Tras las preguntas de eldiario.es, el alcalde en funciones ha asegurado a este medio que ha realizado gestiones urgentes para contactar con el hijo de Juan Navarro: «Es el dueño ahora de Casa Pepe, y no tiene problema en quitar la placa». Sobre el hecho de que se mantenga la decisión adoptada en el pleno, Óscar Baeza ha respondido: «Estamos dispuestos a que se repita la votación pero aún no sé lo que votaremos los concejales de Ciudadanos».
Homenaje con legionarios que indigna a las víctimas
La calle Juan Navarro Muñoz fue inaugurada el pasado 26 de noviembre, en un acto organizado por su hijo. A pesar de que el Ayuntamiento aún no se había reunido para oficializar la decisión, Juan José Navarro convocó a decenas de amigos y simpatizantes. Durante cerca de dos horas, las puertas del bar se convirtieron en el escenario de un desfile, cabra incluida, protagonizado por miembros de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Torremolinos.
En este ambiente castrense, y siempre custodiados por agentes de la policía municipal, oradores y asistentes corearon lemas como «Arriba España» o «Viva Franco». El acto terminó con el himno nacional, el izado de una bandera rojigualda sin escudo y el descubrimiento de la placa que bautizaba la calle con el nombre del hostelero franquista.
«De nuevo se utiliza una institución democrática para rendir homenaje a una persona que dedicó su vida al enaltecimiento de la dictadura franquista. Ese momento histórico plagado de violaciones de derechos humanos y destrucción de cualquier valor democrático», dice Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).
Como portavoz de las víctimas del franquismo, Silva exige una respuesta contundente de Mariano Rajoy y de la Fiscalía General del Estado: «El Partido Popular, que en el artículo 3º de sus estatutos dice ser un partido solidario con las víctimas de la violencia de cualquier signo, vuelve a agredir a las víctimas de la dictadura. Ya está bien de autodefinirse demócratas y consentir el enaltecimiento de dictaduras».
¿Llegado el caso un pelotón de soldados salvará a la Constitución (y a los españoles)? El Estado Mayor ya ha…