PLOU PROU…

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Y sí, se pudieron celebrar las elecciones catalanas… pero a juzgar por el tremendo bajón de la participación, se confirma que hubiera sido mucho más saludable haberlas celebrado más adelante.

Amén de la mencionada bajada de la participación, de entrada, llama la atención la irrupción de Vox en el Congreso catalán. Ha sido ya expresado con meridiana claridad en uno de nuestros muros personales: “Vaya, pues parece que en Cataluña la extrema derecha ha acabado matando al padre (el PP de Casado) y a la madre (el C,s de Arrimadas). Cosas de familia…” A la larga, aquella política pepera de agitar el avispero que les daba ciertos frutos a corto plazo acabó por volverse en contra. Otro tanto ha ocurrido con el partido de Artur Mas, el PDeCAT: desparecido.

Si miramos aquellos tiempos de mayorías del nacionalismo catalán de derechas, no queda nada. Hoy el nacionalismo está más vinculado al voto de la izquierda con ERC (que supera en votos y un escaño a JxCat) y el leve ascenso de la CUP.

Illa, el vilipendiado por la derecha nacional como ministro de Sanidad en la pandemia, no solo aguanta el tirón, sino que es ganador en votos: el gobierno nacional no parece haber tenido tan mala percepción social como se ha pretendido hacer creer, y si a ello sumamos que En Comú Podem (ECP) repite resultado con lo que ha caído, se refuerza la idea de que el nivel de aceptación del gobierno estatal no está en las horas bajas que tanto se prometían algunos.

Y entonces, ¿cómo quedará el gobierno? Incluso hay quien ha planteado repetición de elecciones, pero no lo vemos coherente. Hace un tiempo lo que primaba en todo el Estado eran las políticas sociales, económicas, laborales… en otras palabras, las políticas para la ciudadanía. Pero las cosas se han venido haciendo tan, pero tan mal, que los nacionalistas han sabido jugar sus bazas y ahora lo que prima es nacionalismo sí, o nacionalismo no, independientemente de que para ello se sienten a gobernar quienes piensan en primar las políticas de lo colectivo con quienes defienden a la burguesía catalana. Y eso será difícil de revertir por ahora.

Un bloque de izquierdas frente a la derecha se hace complicado, y un gobierno en minoría de ERC y ECP, podría permitir sacar lo nacionalista pactando con unos, y lo social pactando con otros, pero también se nos antoja improbable.

O espabilamos todos y todas o la cosa se enquistará e irá a situaciones cada vez menos reversibles. O se tienden puentes de entendimiento mutuo, o la cosa irá a peor para unos y otras. Y con los resultados obtenidos, lo único que nos viene a la cabeza es aquel viejo trabalenguas catalán: “Plou poc, però pel poc que plou, plou prou” es decir “llueve poco, pero para lo poco que llueve, llueve bastante”.

 

Artículo de Colectivo Puente Madera (formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Eías Rovira y Javier Sánchez), lunes, 15 de febrero de 2021.

                                                                                                          @CPuenteMadera

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