Amigas, amigos:
¡Hasta aquí hemos llegado! Vamos a decirlo bien alto y bien claro para que todo el mundo nos entienda: jamás aceptaremos una jefatura de Estado hereditaria, jamás normalizaremos la imposición de un dictador sanguinario, jamás miraremos hacia otro lado ante la corrupción galopante de la familia real.
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Adoptar la República como forma de estado.
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Abolir los títulos nobiliarios, limitar al máximo los aforamientos y prohibir las denominadas “puertas giratorias” como expresiones de desigualdad ante la ley.
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Hacer del trabajo y la justicia social los ejes de la economía nacional.
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Plantear el estado federal como una posibilidad de consensuar el modelo territorial.
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Denunciar los acuerdos con el Vaticano y acabar con los privilegios fiscales, legales e institucionales de la Iglesia Católica.
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Blindar los servicios públicos frente a las políticas privatizadoras promovidas por las grandes corporaciones.
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Subordinar la propiedad privada al interés nacional.
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Establecer el derecho a la vivienda como responsabilidad del Estado.
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Promover una educación para el conocimiento como medio para la emancipación de la clase trabajadora.
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Incluir la cultura, en sus más diversas manifestaciones, como factor fundamental en el desarrollo humano.
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Consignar un porcentaje del presupuesto a fomentar la investigación en ciencia y tecnología en línea con los países de nuestro entorno.
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Incorporar los logros del movimiento feminista (divorcio, interrupción del embarazo, derechos sexuales y reproductivos, paridad, conciliación familiar…) y de la comunidad LGTBI (matrimonio entre personas del mismo sexo, medidas antidiscriminación, identidad de las personas trans…) en el articulado de la constitución.
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Reconocer los derechos de las personas emigrantes y refugiadas, incorporar estrategias globales de integración e instituir la cooperación internacional como elemento constitutivo de nuestra política exterior.
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Renunciar a la guerra como herramienta de resolución de conflictos, prohibir la venta de armas a gobiernos que no respeten los derechos humanos, implementar los convenios internacionales suscritos, respetar las resoluciones de la ONU y defender el derecho de los pueblos ocupados, como el saharaui o el palestino, a su libre autodeterminación.
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Suscribir un nuevo contrato con la naturaleza en el que se reconozcan los derechos de todos los seres vivos y se interprete la tierra como casa común y no como objeto de expolio.
No somos gente ingenua. Somos conscientes de las dificultades y de la feroz reacción con que chocará nuestra pretensión de avanzar en democracia y hacer del pueblo el protagonista de su destino. Pero no podemos quedarnos de brazos cruzados porque, como dijo Marcelino Camacho, “ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar.” Este 14 de abril se celebra el 90º aniversario de la proclamación de la II República. Aquí, en Albacete, se llevará a cabo un acto conmemorativo a las 20:00 en el Paseo de la Libertad. Con el recuerdo vivo de todas aquellas personas que lucharon por una España más justa, sin olvidar jamás a quienes combatieron contra el fascismo y sufrieron todo tipo de represalias por ello, hoy (no se nos ocurre mejor día) iniciamos un camino que conduce a un horizonte de esperanza. ¡Por un proceso constituyente ya! ¡Viva la III República!
Artículo de Colectivo Puente Madera (formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Eías Rovira y Javier Sánchez).
¿Llegado el caso un pelotón de soldados salvará a la Constitución (y a los españoles)? El Estado Mayor ya ha…