A punto de cumplirse su 48 aniversario: La muerte de Carrero Blanco cambió la historia de España
¡FUE LA CIA, ESTÚPIDOS!
Amadeo Martínez Inglés
“El mejor resultado que puede surgir para el futuro democrático de España sería que el presidente del Gobierno Carrero Blanco desapareciera de escena y fuera sustituido por un general más moderado como Díez Alegría o Castañón de Mena”
(De la Nota de la Embajada de los Estados Unidos en Madrid al Departamento de Estado del Gobierno de los Estados Unidos en septiembre de 1973, unos tres meses antes del asesinato del almirante. Desclasificada como secreto de Estado en 2008)
Según un documento clasificado y de acceso libre en la actualidad titulado “Proyecto del Hemisferio Occidental” del prestigioso “Instituto de Tecnología de Massachusetts”, el 15 de septiembre de 1970 se celebró una reunión del más alto nivel en la Casa Blanca, a lo largo de la cual el presidente Richard Nixon y su asesor de seguridad nacional, Henry Kissinger, encargaron al director de la CIA, Richard Helms, “explorara el tema del asesinato del general en jefe del Ejército chileno, René Schneider, quien se había negado a implementar un golpe de Estado en su país para detener la cantada victoria electoral de Salvador Allende.
Un mes después, a las 08,30 del 22 de octubre, el más alto militar del Ejército chileno caía abatido en su propio coche por los disparos de unos sicarios que las autoridades estadounidenses ubicaron en seguida en el organigrama de la organización terrorista local denominada BOC (Brigada Obrero Campesina), liderada por el conocido activista chileno Enrique Arancibia Clavel.
Este despreciable crimen, planificado, organizado y ejecutado a las órdenes de la Agencia de Inteligencia norteamericana resulta, a todas luces, un nítido antecedente de lo que ocurriría después en España el 20 de diciembre de 1973 con la muerte del presidente del Gobierno Carrero Blanco, en un sofisticado atentado de la misma y siniestra factura que el que acabó con la vida del general chileno. Cargado en este caso a la cuenta de la banda terrorista española ETA.
El autor
Sí, sí, amigo/a que me lees, que no te engañen ni un minuto más, fue la CIA (Central de Inteligencia americana) la que planificó, organizó y ejecutó el atentado que acabó con la vida del presidente del Gobierno español, almirante D. Luis Carrero Blanco. Y si te atreves a llegar hasta el final del libro que tienes en las manos, podrás verificarlo tú mismo y conocer la cruda realidad de todo lo que pasó aquel siniestro 20 de diciembre de 1973 en la calle Claudio Coello de Madrid.
Un hecho impresionante, dramático, espeluznante, terrible, un verdadero terremoto político, un revulsivo social de primera magnitud que sacudió al país entero y cambió para siempre la historia de sus siguientes cincuenta años.
Por supuesto que habrás oído hablar de él pero seguramente de una forma torticera, falsa, amañada, trastocada históricamente por cuenta de los poderosos de siempre (españoles y extranjeros) que no han dudado nunca en cambiar la realidad de lo ocurrido en aras de construir un relato que satisficiera sus espurios intereses políticos.
Lee, amigo, lee y divulga. Conoce (nunca es tarde para conocer la verdad) la escalofriante historia del tremendo asesinato cometido por los muy especializados sicarios de la gran potencia dominante. Uno más. Una acción deleznable, un delito político de primera magnitud que la historia, por lo menos la historia de España, debe asumir de una vez sin ningún miedo cargándolo sobre las siniestras espaldas de sus verdaderos protagonistas.
El Autor
Amadeo Martínez Inglés.
Currículum:
Amadeo Martínez Inglés nació en Zaragoza en 1936. En 1953 ingresó en la Academia General Militar de esa ciudad y en 1958, ya con el grado de teniente, participó en la guerra de Ifni mandando con carácter voluntario la Sección de Asalto del Batallón Tetuán 14 de Castellón. A lo largo de esta contienda bélica efectuó arriesgadas operaciones de comando tras las líneas enemigas y, concretamente, por la realizada durante la madrugada del 22 de diciembre de 1958 y en el curso de la cual consiguió todos sus objetivos tras enfrentarse con una patrulla enemiga, fue propuesto por el coronel de su regimiento para la concesión de la medalla al mérito militar. Se diplomó en Estado Mayor en 1969 y pasó varios años destinado en las unidades más operativas del Ejército español: Brigada Paracaidista y Agrupación de Tropas Nómadas del Sáhara.
En los años ochenta, cuando tanto el Ejército como los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado sufrían un acoso criminal por parte de ETA con el asesinato de decenas de sus miembros, pidió destino voluntario al País Vasco en dos ocasiones para luchar personalmente en la llamada “guerra del Norte”. En cumplimiento de la famosa directriz castrense española que recomienda a los miembros de las FAS “estar siempre en los puestos de mayor riesgo y fatiga”.
Durante la transición ocupó puestos importantes en la cúpula militar: jefe de Movilización del Estado Mayor del Ejército y jefe del Estado Mayor de la Brigada de Infantería DOT V, de guarnición en Zaragoza, realizando cursos en varios países y siendo, asimismo, profesor de Historia Militar y Estrategia en la Escuela de Estado Mayor. En 1987 alcanzó el grado de coronel. Es también diplomado de Estado Mayor por la Escuela de Guerra argentina y está en posesión de los títulos de especialista en Estados Mayores Conjuntos (Tierra, Mar y Aire), carros de combate, paracaidismo militar, Unidades motorizadas, operaciones aerotácticas y fotointerpretación aérea. Cuenta en su haber con numerosas condecoraciones militares, entre ellas tres cruces del mérito militar de 1º clase y la Cruz y la Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.
Es autor de libros de gran difusión dedicados a la profesionalización y modernización del Ejército español, a la historia militar y a la denominada por el poder «modélica transición democrática»: ESPAÑA INDEFENSA (1989), MI LUCHA POR UN EJERCITO PROFESIONAL (1992), LA TRANSICION VIGILADA (1994), 23-F: EL GOLPE QUE NUNCA EXISTIÓ (2001), EL EJÉRCITO ESPAÑOL: De poder fáctico a ONG humanitaria (2004), JUAN CARLOS I, EL ÚLTIMO BORBÓN (2008), LA CONSPIRACIÓN DE MAYO (2010), LA MUERTE DE El SENEQUITA (2014), ARGENTINA, LOS AÑOS DE PLOMO (2014), EL REY QUE NO AMABA A LOS ELEFANTES (2014) FÉMINAS (2014), JUAN CARLOS I. EL REY DE LAS CINCO MIL AMANTES (2017) y EL GOLPE DE ESTADO QUE TUMBÓ AL REY (2019). El primero de ellos, en el que presentaba un exhaustivo análisis sobre el penoso estado en el que se encontraban las Fuerzas Armadas españolas y la conveniencia de una urgente profesionalización total de las mismas, causó un gran impacto a nivel nacional e internacional y propició un encendido debate en la sociedad española sobre la clase de Ejército que necesitaba este país.
Precisamente por defender públicamente esta idea de unos Ejércitos enteramente profesionales, y a punto de ascender a general de Brigada, fue arrestado por las autoridades militares provenientes del franquismo más radical, posteriormente encarcelado durante cinco meses en la prisión de Alcalá de Henares (en régimen de incomunicación absoluta) y luego, en abril de 1990, quedó apartado del servicio activo tras la instrucción de un amañado expediente disciplinario en el que sus exhaustivos estudios profesionales y su derecho a la más elemental libertad de expresión serían considerados gravísimas faltas de disciplina. No obstante, años después, en 1996, sus propuestas para la modernización y democratización de las Fuerzas Armadas españolas serían asumidas por el presidente del Gobierno español, José María Aznar, eliminando el servicio militar obligatorio y sustituyéndolo por otro voluntario y profesional; si bien hasta el momento, ninguno de los sucesivos Gobiernos del Estado español que se han reclamado democráticos y de derecho han creído oportuno enmendar tamaño atropello a sus derechos fundamentales rehabilitándole profesionalmente y, mucho menos aún, agradecerle su sacrificio personal y su trabajo en aras de una mejor defensa exterior de España.
En la actualidad, compagina su actividad como escritor, ensayista e historiador con la colaboración en diferentes medios de comunicación.
SUMARIO
Introducción
PRIMERA PARTE
SU VIDA
Capítulo primero
LA VIDA MILITAR DEL ALMIRANTE
Su ingreso en la Academia Naval. Sus primeros destinos. Su modesto currículum inicial. Los sucesos del 18 de julio de 1936 en Madrid. Su refugio en las Embajadas de Portugal y Francia. Huida a Francia. Regreso a la zona rebelde. Al mando del patrullero “Huesca”. Comandante del submarino “General Sanjurjo”. Jefe de Estado Mayor de la División de Cruceros. Jefe de Operaciones del Estado Mayor de la Armada. Redactor del famoso “Informe a Franco con las 21 razones para no entrar en la II Guerra Mundial”. Trabajo que le valdría el ser apadrinado por el dictador y dar el salto a la política española
Capítulo Segundo
LA VIDA POLÍTICA DEL ALMIRANTE
Consejero Nacional del FET y de las JONS. Subsecretario de la Presidencia. Hombre fuerte e ideólogo del Régimen. Su teoría política: Movimiento Político de carácter nacional, cristiano, fuerte, apartidista, moderadamente monárquico de tendencia primorriverista y siempre dentro de la idiosincrasia franquista. Vicepresidente del Gobierno. Alter Ego del dictador y presumible continuador de la dictadura. Presidente del Gobierno. Su enfrentamiento con Franco por motivos relacionados con el futuro rey.
SEGUNDA PARTE
SU MUERTE
Capítulo tercero
ANTECEDENTES DEL MAGNICIDIO
Su idea de una monarquía primorriverista de corte fascista choca con el imperio. Será condenado a muerte. Documentos secretos de la Embajada norteamericana en Madrid correspondientes al año 1973 y desclasificados en el 2008 así lo atestiguan. El “creador de regímenes” a cuenta del imperio, Henry Kissinger, acepta la hoja de ruta de sus espías en la capital de España: “Delenda est Carrero” En el interior, sus fuertes desavenencias con un Franco caduco que se debate entre los prebostes de un Régimen “atrincherado” tras la II Guerra Mundial y aquellos otros “promonárquicos” y “prodemócratas” que aspiran al perdón de los vencedores y a una transición moderada, le harán perder apoyos fundamentales que propiciarán su caída.
Capítulo cuarto
LA EJECUCIÓN DEL MAGNICIDIO
Una patraña CIA/ETA que propalada por USA y los sucesivos Gobiernos nacionales hará fortuna. Por conveniencia de todos ellos, obviamente. Un guion demencial, propio de una película de aventuras tipo “B” que, a muchos militares españoles y a bastantes extranjeros expertos en la materia y conocedores de lo que se cocía entre bambalinas en la España de entonces …nos hizo sonreír más que llorar. Y es que la cosa no fue, y todavía no es, para menos: La perfecta y real ejecución de uno de los más sofisticados atentados políticos de la historia mundial (el asesinato en el centro de la capital de una nación europea y avanzada de nada menos que su presidente del Gobierno y utilizando para ello una sofisticada técnica de guerra de minas que solo un muy adiestrado comando de zapadores de asalto de unas FAS de primer orden hubieran sido capaces de planificar y desarrollar con éxito) puesto sin ningún rubor en el estúpido haber de una pequeña banda de indocumentados terroristas hispánicos “especializados” en pequeñas acciones locales de carácter personal (el tiro en la nuca y la bomba lapa) y que por no conocer no conocían ni el callejero de Madrid.
TERCERA PARTE
LA INVESTIGACIÓN
Capítulo quinto
LOS INFORMES QUE AVALAN LA VERDAD
Los sucesivos informes del Ejército español a los sucesivos Gobiernos nacionales contando la verdad, alertándolos de la falsa autoría de ETA: Capitanía General de la Novena Región Militar (Granada), Estado Mayor del Ejército, Estado Mayor de la Defensa, Agregados Militares en el exterior, Servicios de Inteligencia extranjeros, Servicio de Inteligencia español. Todos diciendo lo mismo: “FUE LA CIA, ESTÚPIDOS”. Pero… con el imperio hemos topado, amigos. Los gobiernos españoles de turno no terminan de hacerse el tonto: NO SABEN, NO CONTESTAN.
Capítulo sexto
CONCLUSIONES DEL INVESTIGADOR
Un protagonismo de ETA en la muerte de Carrero Blanco increíble, falso, insostenible, de vergüenza ajena para cualquier profesional con conocimientos en la materia. A esa banda de asesinos de medio pelo, sin armas modernas, sin planificadores experimentados, sin medios de ninguna clase para llevar a cabo complejas operaciones de comando y mucho menos para desarrollar un sofisticado asalto de guerra de minas capaz de hacer perder el sueño al más preparado equipo de especialistas en cualquier Ejército de primer nivel internacional, no cabe la menor duda que le vino de perlas “el pacto entre sinvergüenzas” con la CIA americana para cargar con la autoría de nada menos que el asesinato de todo un presidente del Gobierno español. En un sofisticado y complejísimo atentado que causaría la atención, el estremecimiento, la sorpresa y hasta la “admiración” de amplios colectivos políticos y sociales, evidentemente por parte de la extrema izquierda mundial. Los largos y minuciosos estudios del historiador que suscribe aclaran de una vez, y por todas, los oscuros manejos que propiciaron tamaño desafuero: LA PATRAÑA URDIDA POR LA CIA, Y APOYADA POR DETERMINADOS ESTAMENTOS ESPAÑOLES PROMONÁRQUICOS, PARA “BLANQUEAR” SU NAUSEABUNDO CRIMEN DE ESTADO
INTRODUCCIÓN
De siempre y de todos es conocido que la verdad tarde o temprano sale a la luz y 48 años son ya muchos años para que el pueblo español, adormecido e intoxicado durante décadas por los Gobiernos de turno y sus terminales mediáticos siga, ni uno solo más, inmerso en la mentira y la ignorancia política, social e histórica en relación con el dramático acontecimiento vivido por este país el 20 de diciembre de 1973. Los españoles deben saber, debemos saber, de una vez y por todas, la verdad, la absoluta verdad, la (si me lo permite el lector) la puñetera verdad, la realidad de lo que ocurrió a las 09,27 horas de aquél nefasto día de diciembre de 1973 en la calle Claudio Coello de Madrid, con el almirante Carrero Blanco como desgraciado protagonista. ¿Por qué lo mataron? ¿Quién lo hizo? ¿De qué manera? ¿Por qué fue todo tan fácil? ¿Por qué en el entorno del lamentable suceso nadie se enteró de nada? ¿Por qué no se detuvo inmediatamente a los ejecutores? ¿Por qué pudieron salir de España de rositas, no se les juzgó y, encima, se les indultó?
No es de recibo, no puede serlo casi cincuenta años después, que todavía sigamos en este país con la infantil, perogrullesca, ridícula, increíble teoría (admitida y promocionada, eso sí, por un Estado español cobarde y temeroso de las iras que pudiera suscitar en el verdadero responsable del magnicidio sacar a colación los verdaderos ejecutores) de que fueron unos descamisados e indocumentados terroristas del norte de España, capaces, eso sí, de matar por la espalda a indefensos ciudadanos, a servidores del orden y a miembros de las Fuerzas Armadas, pero sin material adecuado y ninguna preparación técnica, quienes en un alarde de tecnología y sofisticación operativa pudieron descabezar de un solo tajo nada menos que al Gobierno de España.
La organización terrorista ETA, en 1973, no disponía ni de la capacidad técnica, ni de la logística, ni de la infraestructura local en Madrid, ni del poder de enmascaramiento necesario, ni de los apoyos ideológicos y operativos básicos, ni de… prácticamente nada de nada a excepción de unas cuantas pistolas de segunda mano, algo de material explosivo de manufactura casera y escaso rendimiento aunque, desde luego, andaba sobrada de ideología y fanatismo, para poder ejecutar con éxito un atentado de la categoría, complejidad y dificultades de todo tipo como el que tuvo lugar a las 09,27 horas del 20 de diciembre de ese fatídico año en la persona del presidente del Gobierno español, almirante D. Luis carrero Blanco.
Los verdaderos responsables de ese magnicidio (digámoslo alto y claro), los sabuesos, los agentes especiales de la CIA (Agencia Central de Inteligencia), los zapadores especialistas en guerra de minas y en operaciones subterráneas de asalto que con toda seguridad actuaron procedentes de Unidades del Ejército USA, o sea, los Estados Unidos de América en su conjunto dirigidos por el abominable secretario de Estado (¡Premio nobel de la Paz, que escarnio!), Henry Kissinger, sí que tenían (y tuvieron) todos esos poderes, y muchos más, para poder llevarlo a cabo con total éxito, seguridad y confidencialidad en aras de conseguir sus objetivos, esencialmente políticos.
Y es que la CIA norteamericana, que mantenía un apoyo secreto y riguroso al Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) en Portugal (que devendría después en la denominada “revolución de los claveles” y que estaría a punto estuvo de introducir a ese país en la órbita comunista) decidió ampliar su aventura en la península ibérica entrando en acción para asegurarse un cambio sin traumas en la jefatura del Estado español tras la previsible muerte de Franco. El almirante Carrero Blanco, presidente del Gobierno de España y una piedra descomunal en el camino a la “democracia a fortiori” liberal diseñado por USA para España y Portugal, sería juzgado y condenado a muerte en aras de los oscuros designios geopolíticos del todopoderoso Kissinger, un político sin escrúpulos que desde su siniestro despacho de la Secretaría de Estado yanqui acabaría convirtiéndose, por méritos propios e incuestionables, en el muñidor infatigable de todos los procesos revolucionarios de la extrema derecha castrense en el ancho mundo, desde Pinochet en Chile a Videla en Argentina, pasando por todos los operativos transnacionales de la Organización fascistoide Cóndor en toda América Latina. En consecuencia, será asesinado el 20 de diciembre de 1973 mediante un sofisticado acto terrorista que conmociona al país y que de inmediato se atribuye la organización etarra…
Pero no, amigo lector/a, español de buena fe intoxicado durante décadas por el montaje político antihistórico hispano/yanqui, después de muchos años de investigación, de estudio exhaustivo bajo el punto de vista técnico de todas las informaciones existentes sobre este luctuoso hecho histórico y de acuerdo a ultra secretos informes de los servicios de Inteligencia españoles y extranjeros, este historiador militar está en condiciones de aseverar que fue la CIA (Agencia Central de Inteligencia de USA), bajo las órdenes directas y sumamente confidenciales del secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, la que planificó, organizó, pagó y ejecutó, desde la propia Embajada yanqui en Madrid, el asesinato del presidente del Gobierno español.
ETA se limitó en este vidrioso asunto a pactar y colaborar con los espías estadounidenses sacando sustanciosos beneficios desde el punto de vista político, social, internacional y pecuniario. ¡Casi nada! Asombrar al mundo con una preparación técnica indiscutible y una operatividad asesina (pero operatividad, al fin y al cabo) a la altura de los mejores servicios secretos y Ejércitos del mundo. Y nada cabría que reprocharle al respecto, y muchos menos escandalizarse de su actuación, dado que según su perversa teoría política hacia la independencia del País Vasco estaba en guerra con el Estado español y ya se sabe que en las guerras, y sobre todo en una como la suya, el fin justifica los medios… Y todo lo que haga falta.
En las páginas que siguen, amigo lector, va a encontrar las claves, los informes, los estudios técnicos… que señalan, con total seguridad, rigor y tras años de investigación y análisis exhaustivos por parte de este historiador militar, a quienes fueron los verdaderos responsables de la muerte del almirante D. Luis Carrero Blanco, presidente del Gobierno español en diciembre de 1973. Como actuaron y por qué lo hicieron. Lo que no va a encontrar el lector, ni ahora ni nunca porque no existe, porque los más grandes y sofisticados actos terroristas que a menudo se suceden en la historia mundial nacen en los tremebundos despachos de los poderosos y por consiguiente no se documentan, no dejan huella escrita que pueda responsabilizarles y, muchas veces, ni siquiera vivos a sus principales ejecutores… es un papel, un documento en el que el jefe supremo que ordenó el atentado de alto nivel (en este caso nada menos que el todopoderoso secretario de Estado de EE.UU. y premio Nóbel de la paz, Henry Kissinger, con la aprobación del presidente Richard Nixon) aparezca autorizándolo con fecha y firma.
Eso, amigo lector español, no se lo podrá ofrecer jamás nadie, historiador o investigador alguno, aunque es cierto que recientes desclasificaciones de documentos secretos norteamericanos en el año 2008 han vuelto a dar un importante impulso a la balanza de la verdad y a determinadas circunstancia y datos en relación con el desgraciado magnicidio que aquí estamos tratando. Pero lo que sí este historiador militar está en condiciones de poner a su disposición en las páginas que siguen son una serie de datos, valoraciones, informaciones reservadas de distintos servicios de Inteligencia mundiales, entre ellos lógicamente los de casa, los del Estado Mayor del Ejército español y valiosos análisis de expertos en guerra de minas, en balística, en explosivos, en la SDI (Iniciativa de Defensa Estratégica en sus siglas en inglés coloquialmente denominada “guerra de las galaxias”) y, por supuesto, un exhaustivo trabajo de tratamiento, gestión y recopilación de toda esa gran fuente de información, para poder llegar a la gran conclusión final. A la verdad. A la verdad definitiva e irrebatible:
EL ASESINATO DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO ESPAÑOL, ALMIRANTE D. LUIS CARRERO BLANCO, FUE OBRA DE LA CIA, LA AGENCIA DE INTELIGENCIA NORTEAMERICANA. LA ORGANIZACIÓN TERRORISTA ETARRA, QUE ENSEGUIDA SE APRESTÓ A DAR LA CARA, SOLO FUE LA CONTRATADA, LA PANTALLA, EL FALSO PROTAGONISTA, EL SUTIL ENMASCARAMIENTO OPERATIVO, POLÍTICO, HISTORICO Y SOCIAL QUE SE BUSCÓ LA PODEROSA AGENCIA YANQUI (CREDORA A MANSALVA DE REGÍMENES POLÍTICOS DICTATORIALES Y AUTORA DE EXECRABLES CRÍMENES DE ESTADO EN ARAS DE CONTROLAR EL MUNDO) PARA SALVAR EL DUDOSO HONOR DEL IMPERIO EN UN CRIMEN BOCHORNOSO Y DESPRECIABLE DENTRO DE LA SUBTERRÁNEA MANIOBRA QUE TENÍA EN MARCHA PARA ASEGURAR EN ESPAÑA EL RÉGIMEN QUE CONVENÍA A SUS INTERESES.
Fdo: Amadeo Martínez Inglés, Coronel, escritor e historiador.
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