Chile despertó.

Escribimos estas letras con la voz de Víctor Jara sonando en nuestros oídos, símbolo de la lucha por la libertad, contra la dictadura ultraderechista de Pinochet. Parece historia de otra época y sin embargo nos paramos a pensar en las últimas elecciones chilenas y pensamos que son el resultado de la lucha de toda una generación que nació a finales de esa larga dictadura, ese negrito que dormía mientras su mama estaba en el campo, que accedió a la educación superior endeudándose, una generación que nació bajo el yugo de la derecha más rancia y que hoy se sabe más libre que la generación de sus padres, pero que no se conforma con eso.

Esta generación de nuevos políticos forjados en las revueltas estudiantiles que azotaron Chile en los últimos años, esa generación endeudada por los préstamos de acceso a la educación superior que ve como sus padres no llegan a alcanzar nunca la jubilación por un sistema de pensiones totalmente privatizado, controlado por las Administradoras de Fondos de Pensiones.

Chile, el Chile de hoy, resultado de un experimento neoliberal, llega a las nuevas elecciones con una sociedad totalmente polarizada, una sociedad donde la clase media ha prácticamente desaparecido. Un país donde educación, sanidad, pensiones y hasta el agua – en la Constitución de 1980 el agua era un derecho privado- son bienes en manos de empresas privadas, que endeudan a familias en una sociedad con un Estado mínimo y ausente.

Estos son los retos a los que ahora, que por fin se vuelven a abrir las grandes alamedas, tendrá que enfrentarse Gabriel Boric, no será fácil, debe afrontar primero la reforma constitucional ya en marcha, la primera en democracia y que gracias a la mayoría de izquierdas quizá pueda profundizar en las reformas que el país necesita. No será fácil, tendrá en frente a los grandes lobbies que no van a querer perder ni uno solo de sus privilegios, de sus beneficios.

Lo que sí es seguro, es la tremenda ilusión que Boric ha despertado en gran parte del electorado, ese que necesita las reformas y que ha creído en sus promesas, que cree que un cambio en las políticas sociales y económicas del país es posible. El ya presidente electo dijo tras depositar su voto que llegaba con las manos limpias, el corazón caliente y las manos frías, esperemos que cuando se vaya pueda decir que sigue con las manos limpias, y que ese corazón y esas manos le llevaron a transformar un país de profundas desigualdades en un país próspero donde la equidad y la justicia social dominen, que pueda decir orgulloso, que llevó a la práctica la voz de la mayoría, la voz del pueblo trabajador.

Queremos augurarle lo mejor en la legislatura que comienza, porque deseando esto, estamos deseando para Chile y los chilenos un cambio social profundo, las reformas que merece un pueblo donde fueron miles y miles los que entregaron su sangre, y en caudales generosos multiplicaron los panes, ahora les toca vivir junto a hijos y hermanos la primavera que entre todos construyeron a diario.

@CPuenteMadera

 

El Colectivo Puente Madera está formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Eva Ramírez, Elías Rovira y Javier Sánchez.

 

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