Por Víctor Arrogante.
La Asociación 11M Afectados por el Terrorismo presentó en el juicio que se celebró un informe, en el que se afirmaba que la decisión de atentar en España se tomó por motivos de venganza, por haber desmantelado la red de Al Qaeda en 2001 y el conjunto de actuaciones antiterroristas en las que España se había destacado en los noventa; pero el detonante final, vino por la participación de España en la guerra de Irak. La guerra del trío de las Azores, contra las armas masivas del régimen iraquí. Bush y Blair se disculparon años después, pero Aznar nunca lo hizo.
Entre las 07:36 y las 07:40 del 11 de marzo de 2004, se produjeron diez explosiones casi simultáneas en cuatro trenes. Más tarde, y tras un intento de desactivación, la policía detonó dos artefactos que no habían estallado; y un tercero que permitiría iniciar las primeras pesquisas que condujeron a la identificación de los autores. No fue el primer atentado de corte yihadista perpetrado en España; en 1985 se produjo el atentado del restaurante El Descanso que causó 18 muertes.
Las explosiones se produjeron en las estaciones de Atocha-Cercanías, El Pozo del Tío Raimundo y Santa Eugenia de Madrid, con un resultado de 192 muertos y cerca de dos mil heridos. Fueron llevados a cabo por Al Qaeda y el Grupo Islámico Combatiente Marroquí. En la sentencia del 31 de octubre de 2007, se consideró probado que los atentados de Madrid, fueron llevados a término por una célula yihadista, siete de cuyos miembros se suicidaron en Leganés el 3 de abril de 2004. La sentencia de la Audiencia Nacional absolvió a siete de los 29 procesados, condenando a penas de miles de años de prisión a Otman El Gnaoui, Jamal Zougam y José Emilio Suárez Trashorras, 34.715 años, como colaborador necesario por participar y facilitar los explosivos.
Tres días después y contra todo pronóstico, José Luis Rodríguez Zapatero ganó las elecciones generales. Fue un 14 de Marzo de 2004. Tres días antes, el 11M, se había producido el mayor atentado terrorista de la historia en España y Europa. Las elecciones generales de 2004 serán recordadas por tres razones: la inesperada victoria del PSOE en la oposición, pese a que todos los sondeos habían pronosticado de manera casi unánime una victoria, aunque estrecha, del Partido Popular; los atentados terroristas de mayor envergadura jamás cometido en España, perpetrado tres días antes de la celebración de los comicios; y la controvertida actuación del Gobierno de José María Aznar, en las horas posteriores a los ataques, acusando a ETA de la autoría.
En plena campaña electoral, los partidos políticos suspendieron sus actos electorales, bajo la sombra de los atentados. La noche previa a la apertura de los colegios electores, se manifestaron frente a sedes del PP ciudadanos insatisfechos con la política informativa del Ministerio del Interior sobre la autoría de los atentados, convocados por mensajes en los móviles. Mientras continuaban las concentraciones, el Ministro informó de la detención de tres marroquíes y dos indios en relación con los atentados.
El domingo 14 de marzo de 2004, los españoles habíamos sido llamados a las urnas por novena vez desde el inicio de la Transición para renovar las Cortes Generales. La participación representó el 75,66% del censo. El PSOE liderado por Rodríguez Zapatero ganó con una ventaja de 4,9% sobre el PP. El PSOE superó los 11 millones de votos (42,59%), con 164 escaños, el mayor respaldo popular obtenido nunca en España. El PP, liderado por Mariano Rajoy, recibió 9.760.000 votos (37,71%), consiguiendo 146 diputados. Gaspar Llamazares, por Izquierda Unida, fue la tercera fuerza más votada. Las elecciones se habían celebraron bajo el shock de los atentados.
Un estudio ha demostrado científicamente, que la información de los medios, los SMS y el boca a boca de los votantes tras el atentado del 11M influyeron en el resultado de las elecciones. El estudio, que han desarrollado investigadores de la Escuela de Informática y la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Granada, en colaboración con la Universidad de Newcastle de Australia, ha utilizado modelos de simulación social para comprobar matemáticamente que el tratamiento informativo del atentado influyó en el resultado electoral del 14 de Marzo.
Según la mayoría de los sondeos una semana antes de la votación, el PP estaba muy lejos de la mayoría absoluta y el resto de los partidos seguirían con el mismo número de escaños que en 2000. Izquierda Unida, liderada por Gaspar Llamazares, se quedaría en torno a los 9 o 10 escaños (consiguió 5, perdiendo 3). Durante la campaña electoral, el PSOE fue recortando distancia con el PP y a una semana antes de las elecciones, presentaba un empate técnico en intención de voto. José Luis Rodríguez Zapatero prometió no formar gobierno a menos que su partido fuese el más votado. Mariano Rajoy pidió una mayoría cómoda para no tener que depender de pactos.
Según la prensa de aquellos días, fue el voto de castigo el que dio la victoria al PSOE, ganando contra pronóstico. El País: «Zapatero derrota a Rajoy en un vuelco electoral sin precedentes«, resaltando que Rodríguez Zapatero ha conseguido, con 11 millones de votos, el mayor respaldo en los 27 años de elecciones democráticas. El País señalaba, como uno de los factores claves de la victoria del PSOE, la alta participación electoral, asegurando que «el sistema político y la democracia salen reforzados con estas elecciones», sobre cuya «legitimidad no puede dudarse». En la derrota del PP, a su juicio, ha sido decisiva la «pésima gestión de la catástrofe del 11-M».
«España castiga al PP y da su confianza a Zapatero«. Con este titular se refería El Mundo al vuelco político espectacular que habían dado las elecciones. «Todos los pronósticos han saltado por los aires. Los españoles han castigado con dureza al PP por la gestión de la crisis y le han pasado la factura aplazada de la Guerra de Irak, presente en el atentado de Madrid». Cerraba con la afirmación de que «Estamos ante un correctivo excesivo y en cierto modo injusto contra un PP descentrado desde que logró la mayoría absoluta».
ABC titulaba: «El PSOE gana las elecciones bajo la conmoción del 11-M«. «El PP se derrumba e IU reduce casi a la mitad sus escaños». Se refería en portada a los apoyos a los que debería recurrir Rodríguez Zapatero para gobernar: la repetición de los acuerdos del tripartito catalán (IU más ERC) o el apoyo puntual de PNV, CiU y CC. «Tres días que cambiaron España» era el título del editorial en el que ABC destacaba que «al final, la confrontación de programas, los créditos personales, las solvencias de los partidos, todo ha sido sustituido por un voto de desahogo y de castigo… el resultado de las urnas es inapelable, en su veredicto y en su legitimidad».
El día 12 de marzo, once millones de personas tomamos las calles al grito de «¿Quién ha sido, quién ha sido?». La emocionada muchedumbre se dirigía desde la Plaza de Castilla en el norte, o desde la Estación de Atocha en el sur, hasta la Plaza de Colón, mostrando su condena a los atentados y la solidaridad con las víctimas.
Aquel 11M «Todo se truncó brutalmente. Iñaki Gabilondo informaba sobre el atentado y desde entonces todo ha sido un sin vivir. Levanté a mi otro hijo y le dije: vamos a la universidad a buscar al niño», me contaba Pilar Manjón. En mi artículo Conversando con Pilar Manjón (11 de Marzo de 2018) me recordó el desprecio de las palabras de Álvarez Cascos: «cambiamos de gobierno por esta puta y cuatro mierdas más». O cuando Esperanza Aguirre, al entregarle una subvención para la Asociación 11M Afectados del Terrorismo, cuando le dijo: «esto es mejor que un premio de lotería, porque no paga a Hacienda».
Los atentados del 11M fueron ideados en 2001, un año antes de la invasión de Irak, como venganza por el desmantelamiento de la célula de Al Qaeda. Esta célula se había establecido siete años antes en España, acusando a ciudadanos y gobernantes de ocupar el territorio islámico de Al Andalus. Pilar Manjón recuerda que unos días antes (trabajaba en el Ministerio de Defensa), observó un exceso de precauciones y medidas de seguridad. «Algo temían, sobre algo que se preparaba en el transporte público».
Se cumplen diez y ocho años de los atentados de Madrid. En este tiempo ha habido una polémica entorno a quien estaba detrás de los autores; qué pretendían; si hubo negligencia en la investigación policial y en la instrucción judicial; si la sentencia llegó al final de los hechos; o si la teoría de la conspiración era cierta.
Los resultados de las elecciones del 14 de marzo estuvieron condicionados por las mentiras vertidas durante los tres días de gestión del Gobierno del PP bajo la presidencia de José María Aznar, quien tenía puesto el foco en ETA. No protegió a la ciudadanía, contra el terrorismo islamista y no prestó atención a las consecuencias de la participación de España en la guerra de Irak, lo que hizo que perdieran las elecciones.
Víctor Arrogante, profesor y analista político.
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