“La paz no es algo que deseas, es algo que creas, algo que haces, algo que eres, y algo que regalas” (John Lennon).
Pero en octubre de 1982, el PSOE gana las elecciones generales con una amplia mayoría absoluta (202 diputados y diputadas) y todo cambia. Felipe González, ya en el gobierno, en un ejercicio de amnesia autoinducida no ve nada negativo en que España permanezca en la OTAN. Por presiones de la calle y de algunas fuerzas político-sociales se ve obligado a realizar la farsa de 1986, con ese referéndum trampa. En aquel momento histórico, el gobierno del PSOE utilizó toda la fuerza del Estado y los medios públicos para doblegar la voluntad de la ciudadanía que, en las encuestas, se manifestaba favorable a la salida de la OTAN.
Algunos aún recordamos aquella papeleta del 12 de marzo de 1986, con las tres condiciones para permanecer en la OTAN, que no se han cumplido, como muchos denunciamos insistentemente:
“1ª La participación de España en la Alianza Atlántica no incluirá su incorporación a la estructura militar integrada” (vulnerada en 1997).
“2ª Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en el territorio español” (incumplida desde 1988 con el Convenio de Cooperación con el Reino Unido)
“3ª Se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar de los Estados Unidos en España” (incumplida sistemáticamente, por ejemplo los marines de la base de Morón se han cuadriplicado).
Y ahora, en escasos días, el 29 y 30 de junio, paradojas de la vida y de nuestra historia reciente, la confluencia planetaria y cosmológica harán que Madrid sea la blindada capital mundial del militarismo, con la celebración de la Cumbre de la OTAN, la mayor organización militar supranacional del planeta.
Recordamos que la organización atlantista es una maquinaria bélica que, desde su fundación al comienzo de la Guerra Fría, ha estado al servicio del sistema capitalista con el fin de expandir y asegurar la implantación de las políticas neo-liberales en diversos territorios. Una organización, que tras la caída de la URSS, implementó sobremanera su actividad en la zona. La OTAN se extiende por un territorio que habitan 1.000 millones de personas, controla prácticamente la mitad de la economía mundial y sus países miembros acumulan, juntos, el mayor gasto militar en el mundo año tras año, con más de un billón de dólares.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte es un sistema de seguridad multinacional que actúa en el escenario internacional infringiendo el mandato explícito de la Carta de las Naciones Unidas, además de uno de los mayores impulsores de la carrera armamentística mundial. Ello la convierte en una amenaza para la paz. La militarización de Europa y la invasión de la Federación Rusa a Ucrania, que rechazamos totalmente, son nuevas amenazas a la paz mundial que demuestran que la desmilitarización de la seguridad y el No a la Guerra siguen siendo más necesarios que nunca.
Pero sigue habiendo alternativa a este dislate. Debemos avanzar hacia el fin del intervencionismo militar, hacia modelos de justicia social, hacia la justicia climática y hacia un sistema de seguridad desmilitarizado, basado en la prevención diplomática de los conflictos, la multilateralidad y el cumplimiento de la Carta de las Naciones Unidas. La propuestas de la OTAN van acompañadas de un despliegue militar de EE.UU. por todo el mundo, algo que rechazamos, incluidas las bases en nuestro país de Rota y Morón, sin olvidar algo que tenemos en la puerta de nuestra casa, el TLP o Escuela de Pilotos de la OTAN de Albacete donde se ensaya para masacrar a personas inocentes.
La OTAN, sin lugar a dudas, es una amenaza para la paz, como han demostrado sus actuaciones en Yugoslavia, Irak, Libia o Afganistán, que han generado desestabilización, destrucción y retrocesos en el pleno ejercicio de los derechos sociales y humanos de las personas en las zonas intervenidas.
Pero mira por donde, en nuestros días, el supuesto gobierno más progresista de la historia de España se presenta como anfitrión de esta organización militarista. Poco se puede esperar de quienes se autodenominan socialdemócratas, pero que en realidad desde posiciones social-liberales, ya no es que se dobleguen ante el yugo del sistema dominante, sino que funcionan como auténticos colaboradores en la construcción y en la perpetuación del mismo.
Se deben revertir los gastos armamentísticos en la salud, la educación, la vivienda, los cuidados y la igualdad. Un cambio de paradigma que ponga en el centro la vida, contra las políticas que priorizan el armamento y las bases de la OTAN en detrimento de la igualdad y del cuidado de la vida.
Es hora de la unidad de acción en la búsqueda de un espacio de ruptura definitivo con este tipo de prácticas belicistas. Hagamos una firme apuesta de paz llegada desde sectores como el sindicalismo, el ecologismo, el feminismo, la juventud, etc., que confronten abiertamente con la industria militar que tan sólo fabrica muerte. Contra quienes se sitúan al lado de esa muerte, pongamos la vida de las personas en el centro de las decisiones políticas y no olvidemos que las armas se hacen solo para matar.
El NO a la Guerra sigue siendo necesario, hoy más que nunca. Por ello seguimos, reiteramos e insistimos:
¡OTAN NO! ¡SÍ A LA PAZ!
Nota.- Nos vemos en la «Manifestación Por la Paz, No a las Guerras, No al Presupuesto Militarista» del próximo domingo, 26 de junio, en Madrid, saliendo a las 12 horas desde Atocha.
¡La lucha sigue!
El Colectivo Puente Madera está formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Eva Ramírez, Elías Rovira y Javier Sánchez.
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