Investidura, amnistía y olores rancios.

Indulto, gracia por la cual se anula la pena impuesta por un delito, o se conmuta por otra menor, por si queda algún despistado que no conoce el significado de la palabra de moda.

Las negociaciones de los últimos meses para ver quién consigue los apoyos necesarios para formar por fin, gobierno en España, están tomando un camino que pocas veces hemos visto en nuestro país. Queda claro que el bipartidismo está muerto y enterrado y que ahora es época de acuerdos entre diversas fuerzas que, a veces, incluso no tienen mucho en común, solo el deseo de que no gobierne el contrario.

Como en toda negociación, los unos quieren algo a cambio de lo que los otros necesitan, algunas de esas peticiones se han convertido en el centro de todas las noticias y han conseguido despertar a los socialistas de pura cepa y chaqueta de pana, que cuando hablan huelen a rancio y alcanfor.

Los partidos nacionalistas catalanes piden el indulto por los cargos de sedición derivados del 1O. Debe ser la primera vez que en nuestro país se plantea una posible amnistía, porque si no, no podemos entender que hayan salido tantas voces casi gritando en contra de esta medida, voces contrarias como Aznar o Feijoo, y de esos socialistas de pura cepa que han resucitado como González o Guerra.

Hagamos un poquito de memoria…. Cuando nuestra democracia era apenas un bebé en pañales, González concedió casi 6000 indultos, algunos tan poco importantes como el de Alfonso Armada, que apenas había hecho nada… nada más que organizar y participar del intento de golpe de estado del 23F, o a cierto expresidente cántabro, pero, bueno, este no cuenta, que solo cometió el delito de malversación de fondos, y ya sabemos que esas cosas entre políticos no tienen mucha importancia.

Si seguimos el hilo de la historia, Aznar concedió otro montón de indultos, pero de nuevo a personas con delitos poco importantes, como 10 de los 12 condenados por el secuestro de Segundo Marey, algunos de ellos importantes ex cargos del gobierno de González.

Zapatero concedió algo más de 3000, entre los cuales, el de un condenado por colaborar con ETA.

Rajoy indultó a menos de 1000, eso sí, algunos dignos de aparecer en nuestra lista, como dos de los comandantes sanitarios responsables del YAK-42, o a 16 condenados por delitos de corrupción.

Y llegamos al presidente actual, quien también ha firmado indultos antes, unos 70, el presidente con menor número y que, sin embargo, parece ser el rey de ellos.

Tampoco podemos olvidar a Emiliano García Page que, también en esta ocasión, saca su patita de olor caciquil con la posible amnistía catalana, aprovechando una vez más su mayoría absoluta regional, para ponerse en el centro del foco mediático, haciéndose querer por Núñez Feijóo dadas sus reiteradas críticas a Pedro Sánchez. El presidente Page, lleno de orgullo y satisfacción, ha estado encantado consigo mismo, al recibir la llamada del capo de la calle Génova de Madrid para que maniobrara en su territorio y le ayudara a Feijóo a conseguir su investidura. ¿Qué tendrá Emiliano cuando tanto lo persiguen desde las filas del PP? Tanto va el cántaro a la fuente… Por cierto, si Sánchez termina sacando adelante la tan comentada Ley de Amnistía, ¿se irá por fin Page del gobierno regional, como ya prometió en 2017?

Nuestra memoria es corta, pero por suerte, nuestro idioma es muy rico y extenso, veamos ahora otra definición: Amnistía, olvido legal de delitos, que extingue la responsabilidad de sus autores. Habría que recordar a aquellos que hoy se llevan las manos a la cabeza con un posible indulto, que nuestra democracia comenzó con una Ley de Amnistía, es decir, perdonando los delitos cometidos durante el franquismo, pero no solo aquellos que son ilegales en cualquier gobierno democrático, sino también perdonando todos aquellos cometidos dentro del gobierno franquista: torturas, asesinatos, persecuciones políticas y tantos otros que violaron los derechos fundamentales de los españoles durante 40 años y que costaron la vida de muchos.

Y con estos antecedentes, ¿de verdad es tan grave anular la pena (que no la sentencia), de personas que pusieron urnas en la calle después de la negativa del gobierno central a hacerlo de forma legal?

 

@CPuenteMadera

 

El Colectivo Puente Madera está formado por Enrique Cerro, Esteban Ortiz, Eva Ramírez, Elías Rovira y Javier Sánchez.

 

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